Esófago

El cáncer de esófago no es muy frecuente, ocupando el 8º lugar por orden de frecuencia, y su incidencia se relaciona con el consumo del tabaco y alcohol y con la obesidad y el sobrepeso. Es un tumor agresivo en el que a pesar de los avances terapéuticos la supervivencia a largo plazo es baja. El tratamiento de esta patología es multidisciplinar, y el papel de la cirugía es habitualmente irrenunciable, aunque la radioterapia tiende a incrementar su papel como tratamiento definitivo.

El desarrollo social de las últimas décadas ha motivado un importante cambio en el tipo de tumor esofágico desarrollado merced a la extraordinaria incidencia de la enfermedad por reflujo, de forma que en los países avanzados ha aumentado notablemente la incidencia de tumores asociados a reflujo gatro-esofágico crónico.

Diagnóstico:

Se efectúa tras el estudio de los síntomas del paciente. El síntoma fundamental de esta enfermedad es la disfagia, o dificultad para tragar o trasladar la comida desde la boca hasta el estómago con sensación de detención a medio camino. El procedimiento más habitual en la fase de diagnóstico es la endoscopia y biopsia.

Evacuación preoperatoria:

Incluye valoración global del paciente, con pruebas orgánicas específicas cuando se requieren y un meticuloso estudio de extensión de tumor, que normalmente exige endoscopia y biopsia, y estudio radiológicos, especialmente TAC.

Proceso previo a la operación:

Mejora del estado nutricional, corrección de alteraciones respiratorias en los casos que la requieran, corrección de otros factores metabólicos (diabetes, alteraciones hepáticas, etc).

Preparación de la cirugía:

La intervención siempre se efectúa bajo anestesia general. El ingreso se efectúa la noche antes de la intervención;  se efectúa profilaxis antibiótica y dela trombosis venosa profunda. Sólo se precisa preparación intestinal en casos muy seleccionados.

La cirugía:

Se trata siempre de un proceso de alta complejidad que exige abordaje a distintas cavidades corporales (abdomen, tórax y cuello) dependiendo fundamentalmente de la localización del tumor. Son operaciones de larga duración, con promedios de ente 5 y 8 horas.

Postoperatorio:

Habitualmente exige estancia en UCI al menos los dos o tres primeros días tras la operación. En esta etapa se busca la movilización precoz del paciente tras el alta a planta, así como la reasunción de ingesta oral tan pronto como sea posible, habitualmente tras algún tipo de estudio para confirmar la solidez de la reconstrucción efectuada. La estancia hospitalaria a menudo sobrepasa las dos semanas.

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