Carcinomas endocrinos

Los órganos endocrinos también pueden constituir el asiento  de tumores malignos, que, en general tienden a mostrar un comportamiento menos agresivo y unas tas de c desarrollo y crecimiento menores que los cánceres del resto de órganos sólidos.  Dado que se originan a partir de tipos celulares cuya función habitual es la secreción de hormonas, no es raro que a lo largo de su evolución se desarrollen síndromes de hipersecreción hormonal específicos para cada tipo de tumor.

La cirugía constituye la modalidad terapéutica esencial para estas lesiones, que muestran sensibilidades particulares (a menudo menores que otros tipos de cáncer) a la radioterapia y quimioterapia. Por el contrario, su origen en células secretoras de hormonas abre la puerta a otras modalidades terapéuticas que aprovechan la incorporación específica de sustancias por parte de estas células, como ejemplifica bien el uso de Yodo radioactivo en el tratamiento de algunos carcinomas tiroideos.

Aunque los tipos y órganos de origen  de los  tumores endocrinos son más (véase tumores pancreáticos como ejemplo), nos interesa considerar aquí:

Cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides no es raro, constituyendo el 1%  de todos los cánceres, constituyendo el 5º tumor por orden frecuencia en el género femenino. Su frecuencia está aumentando en el mundo occidental, y es más frecuente en la mujer (70-80% de los casos). La mayoría de los casos son tumores bien diferenciados, de tipo papilar (70%) o folicular (15%), que se presentan entre los 30-60 años de edad. El resto de los casos se reparten entre los tipos medular (a menudo con un importante componente genético) e indiferenciado, un tumor muy agresivo y de mal pronóstico.

La cirugía constituye el tratamiento de elección en los tumores bien diferenciados y en el carcinoma folicular. El tipo indiferenciado raramente es operable, y tiene muy mal pronóstico, pues se trata de tumores refractarios también a otros modalidades terapéuticas.

Carcinoma suprarrenal

Se trata de tumores raros, que suponen sólo el 0,1-0,2% de todos los cánceres, que afectan por igual a ambos sexos (aunque los tumores con secreción hormonal son más frecuentes en el género femenino), con su pico de incidencia alrededor de los 60 años de edad. En un pequeño porcentaje de los casos puede ser bilateral.

Su diagnóstico se efectúa debido a los síndromes de hipersecreción hormonal en los casos en que el tumor genera hormonas, o es un hallazgo incidental como masa en exploraciones efectuadas por otros motivos. La sintomatología derivada del crecimiento del tumor es habitualmente un fenómeno tardío, pues las lesiones gozan de espacio para desarrollarse sin generar síntomas.

La cirugía constituye el único tratamiento potencialmente curativo de estos tumores, y puede exigir preparación específica preoperatoria en los casos secretores de hormonas, en particular los feocromocitomas,  secretores de adrenalina y hormonas relacionadas.

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